
A pesar de que seguía haciendo mucho calor, era una noche espectacular. Preparé algo liviano para cenar y cuando ya estaba listo me senté en el jardín a disfrutar de mi plato. He aquí cuando sucedió todo lo que tengo para contarles. Es que fue justamente en ese momento en el que un objeto extraño cayó desde el cielo y golpeó contra mi cabeza. Este objeto, una simple piedra redonda de un diámetro de 5 centímetros, de un peso de unos 300 gramos y de un color rojizo plateado, tiene una apariencia y una procedencia mas que misteriosa. Lo que mas llama la atención es justamente su color espejado en el cual me veo reflejado todas las mañanas. Digo que cayó desde el cielo porque realmente es prácticamente imposible que viniera desde otro lado. He analizado todas las alternativas posibles, al principio pensaba que podía ser algún vecino pero rápidamente lo descarté pues ese razonamiento solo tendría sentido si el vecino fuese un superhéroe y gozara de una fuerza extraordinaria. Pensé también en que se podría haber caído de algún árbol, pero tampoco esto tiene lógica. Todas las hipótesis que imaginé, precipitadamente fueron refutadas. Con el tiempo me afiancé mas hacia mis teorías sobrenaturales que son las únicas que pueden explicar este suceso. Hoy en día sigo pensando en que ese objeto puede ser un pedazo de una estrella que se desprendió del universo y justo cayó en mi jardín o bien puede ser un objeto arrojado desde un plato volador no identificado.
Lo cierto es que recogí la piedra y la puse como adorno sobre el estante de mi habitación. Ya han pasado cinco años de aquel suceso y la piedra sigue brillando como aquel día en que cayó sobre mi cabeza. Algún día la llevaré a analizar, pero ya la siento parte mía y el miedo a desprenderme de ella es lo que me fuerza a no hacerlo. Ustedes piensen lo que quieran, pero les aseguro que esa piedra esconde un secreto que nunca me será revelado.